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Sobre tintes y colorantes

teñir.
(Del lat. tingĕre).
1. tr. Dar cierto color a una cosa, encima del que tenía.
2. tr. Dar a algo un carácter o apariencia que no es el suyo propio, o que lo altera.

En el aula hemos estado trabajando con los tintes naturales para teñir materiales textiles. En principio, podemos teñir con permanencia cualquier fibra que esté incluida dentro de la clasificación que denominaremos "proteica" (constituida por proteínas, fibras naturales). Dentro de esta clasificación se incluirían, por un lado, las lanas y sedas y por otro las fibras de origen vegetal (algodón, yute). Las fibras de origen sintético, por norma, necesitarán un tinte químico para su procesamiento. Existen gran número de ellos en el mercado y su uso está bastante tipificado. Por lo que a nosotros respecta, centraremos en trabajar con materiales naturales (vegetales y animales) que podemos conseguir en tiendas o recolectando en el propio entorno.

Nota: No obstante, sois libres de probar el trabajo sobre cualquier material sintético (lycra, poliéster...)

El proceso de tintado tiene tres partes diferenciadas:
  • Primero, la preparación del tinte a partir de materias primas naturales
  • Segundo, el mordentado de la tela que se quiera procesar
  • Tercero, el proceso de tintura per se.

La preparación de los tintes:


Por norma general (excepto en casos como el método de oxidación descrito más adelante) conseguimos los tintes sometiendo a un producto natural a un proceso de ebullición más o menos prolongado en un volumen determinado de agua.

Porcentaje de material: La cantidad de materia prima que debemos hervir dependerá de la cantidad de material que queramos teñir. Hay materiales con más capacidad de tintura que otros, por lo que tendremos que utilizar un porcentaje u otro del mismo. Por ejemplo si queremos teñir 20 gramos de lana con Cúrcuma (amarillo vivo), deberemos hervir 5 gramos de este material en agua corriente. La cantidad de agua que usemos será indiferente. Lo lógico y recomendable es que se pueda cubrir con ella por completo la fibra que queremos teñir. Deberemos tener en cuenta que durante la ebullición se produce evaporación, por lo que nos curaremos en salud poniendo una buena cantidad de líquido. 

Una vez hervido el material, producida la infusión, muchas veces nos encontraremos con que hemos perdido mucho líquido. En este caso, añadiremos agua hasta que sea necesario: recordemos que lo que importa no es la saturación de cúrcuma en la disolución, sino el correcto porcentaje de la misma respecto a la cantidad de material que queremos teñir.

¿Pueden usarse entonces los tintes una sola vez? ¡Claro que no! De hecho, es recomendable que los conservemos para un par de usos. La primera tintura nos dará el color más vivo posible con el material, y los subsiguientes usos del material nos irán dando tonos cada vez más tenues. Normalmente podremos usar uno de estos "caldos" dos o tres veces. 

Proceso de producción: Los materiales, tanto si nos los proporcionan (procesados/cultivados) como si los conseguimos nosotros del medio ambiente (silvestres), se nos presentarán en dos formatos: en polvo o en pequeños fragmentos (hojas, raíces, fragmentos). La norma es que, cuanto más pequeños sean los fragmentos que usemos, más fácil y rápido será extraerles el tinte. Nos preocuparemos entonces de picar, machacar o pulverizar cualquier pedazo demasiado grande.

Para facilitar la extracción del tinte, es recomendable dejar en remojo los materiales durante unas 24 h. Una vez hecho esto, el agua del remojo podrá usarse también para el hervido. Para hervir utilizaremos una olla común de cocina, un hornillo o fogón y algunos utensilios de madera sin tratar para remover. Utilizaremos materias que nos son tóxicas a priori, por lo que podríamos usar nuestro material culinario para producir los tintes. No obstante, es altamente recomendable que utilicemos recipientes y herramientas destinadas específicamente a los tintes para evitar contaminaciones de los mismos (reservemos ollas viejas y cucharas de madera solo para esto).

  • Si trabajamos con hojas/cortezas/raíces, las mantendremos preferiblemente en remojo 24 horas antes de su uso para facilitar la extracción del tinte (no es necesario, pero sí recomendable).
  • Introduciremos el material de tintura en la olla y lo cubriremos de agua. Si el material se presenta en polvo o muy picado, podemos meterlo en un trapo o bolsa de papel para facilitar el colado de más tarde.
  • Llevaremos a ebullición suave el líquido. Si disponemos de una tetera eléctrica podemos utilizarla para servirnos de agua caliente y acelerar el proceso. Según la tipología de material deberemos hervir durante más o menos tiempo:
    • En el caso de flores: 30 minutos
    • En el caso de hojas: 45 minutos
    • En el caso de raíces y cortezas: 90 minutos
    • En el caso de líquenes: 240 minutos.
  • Una vez completado el proceso, colaremos si es necesario y dejaremos enfriar la mezcla si queremos almacenarla. 

Conservación: Los tintes, una vez preparados, pueden ser guardados en frío (nevera), en recipientes de cristal para usarlos en el transcurso de 7-15 días. Recordemos que estamos trabajando con "infusiones" de materiales naturales y, como tales, están sometidos a las leyes de la podredumbre. Debemos producir los tintes para usarlos en un espacio corto de tiempo.

Sobre la coloración de los tintes: Algunos preparados nos proporcionarán tonos muy subidos, saturados; otros, colores tenues y sutiles. El mismo tinte con la misma fórmula puede darnos resultados distintos en diversas situaciones. Por ejemplo, si utilizamos corteza de abedul, la intensidad variará dependiendo de la edad del árbol y de la época del año en la que se haya recogido (en épocas de primavera, la corteza tendrá más resina y dará tonos más marrones). Valoremos este efecto en la medida de lo posible y considerémoslo una ventaja.


El mordentado:


El mordentado es someter a las fibras que queremos teñir a un primer tratamiento para que el color se les adhiera. El "mordiente" es una substancia que se pega en la fibra, que absorbe el color, y evita que este se desprenda con el lavado o con la luz solar.

Mordiente: El mordiente se consigue mezclando varios componentes químicos con agua corriente. Pese a que existen varias fórmulas para conseguirlo, nos decantaremos por la más inocua y sencilla: la de Alumbre.  

La fórmula con Alumbre utiliza dos componentes minerales muy comunes: el alumbre de roca (utilizado en desodorantes) y el cremor tártaro (utilizado en cocina). Ambos materiales se presentan en forma de polvo blanco soluble. Para conseguir la fórmula deberemos mezclarlos en un porcentaje relativo al peso del tejido/lana a mordentar: 

  • Alumbre: 20% del peso
  • Cremor tártaro: 8% del peso
  • Agua: 20 veces el peso o hasta que cubra

Así, para 100 gramos de lana, la proporción sería la siguiente:

  • 2000 gr de agua (2 litros) o hasta que cubra.
  • 25 gr de Alumbre
  • 8 grs de Cremor Tártaro

Proceso:

  • Pondremos el líquido en la olla de trabajo (convenientemente limpia) y añadiremos los aditivos de mordiente, removiendo hasta que se disuelvan. Llevaremos el agua a una temperatura de 90º C.
  • Pondremos en remojo y lavaremos la fibra con jabón de potasa (jabón artesanal o para la ropa, natural) para quitarle los aprestos que pueda llevar. Escurrirremos un poco y luego la introduciremos en el agua caliente. En la olla, colocaremos los tejidos por capas, distribuyéndolos homogéneamente por todo el espacio. Nos preocuparemos de que queden bien cubiertos por el líquido.
  • Mantendremos la cocción durante aproximadamente 60 minutos, evitando que la mezcla hierva en la medida de lo posible. Este paso resulta importante: El agua caliente puede encoger los tejidos como la seda y "enfieltrar" la lana. 
  • Transcurrido el tiempo estipulado, apagaremos el fuego, dejaremos enfríar, sacaremos y escurriremos los tejidos del líquido. Podemos ponerlos a secar si los vamos a usar dentro de un tiempo.

Conservación del material mordentado y reutilización del líquido mordiente: Las fibras conservan el mordiente a través del tiempo: los materiales que usamos para mordentar son minerales y no son perecederos, así que podemos aprovecharnos de esta característica para mordentar grandes cantidades de tejido y reservarlas para futuros usos. Conservaremos los tejidos, una vez secados, en un lugar fresco y sin humedad para evitar los insectos.

Por lo que respecta al líquido de mordiente, podemos reciclarlo para la fabricación de los tintes o para volver a mordentar telas ya tintadas para someterlas a segundos baños.

Sobre el mordiente en otros materiales: Para fibras vegetales, existen otros métodos de mordiente más adecuados que el citado y que trataremos más adelante. La fórmula de Alumbre se adhiere sólo sobre algunas de ellas, por lo que es recomendable hacer pruebas previas a gestionar grandes cantidades. Como es de esperar, el consejo también se aplica al yute, el esparto o el cáñamo.


La tintura/teñido:


Con el tinte hecho y la fibra mordentada, llega el momento de unir ambos componentes. Si lo hemos hecho bien, será ahora cuando lo comprobaremos. 

Proceso: 

  • Colocaremos el tinte ya preparado en la olla y lo calentaremos. 
  • Introduciremos la fibra mordentada y remojada, distribuyéndola por todo el espacio y procurando que quede bien sumergida.
  • Mantendremos la temperatura y la cocción durante 60 minutos, evitando la ebullición. Algunos tintes pueden necesitar más tiempo, por lo que podemos alargar este proceso hasta que deseemos, añadiendo agua al recipiente si el nivel desciende demasiado.
  • Una vez pasado el tiempo estipulado, sacaremos el material de la olla, escurriremos y lo lavaremos en agua corriente. Lo colgaremos y dejaremos secar para comprobar el resultado. 
  • Conservaremos el tinte para posteriores usos en el mismo recipiente de cristal y en la nevera.

Variación de los tintes: Si queremos "virar" los colores a tonos más claros, marrones o verde-azulados, podremos someter a los materiales teñidos a un segundo baño del tinte con ciertos aditivos: vinagre, sulfato de cobre, sulfato de hierro. Para que este virado sea permanente es recomendable que volvamos a mordentar. Esta vez será suficiente con solo 20 minutos.

El proceso es simple: añadimos los aditivos dependiendo del peso seco de la fibra. Los aditivos que utilizamos son también relativamente inocuos.

  • Vinagre: Aclara el color y lo vuelve más brillante: 87'5 gr por 100 gr de fibra
  • Sulfato de hierro: Oscurece el color o lo vuelve más pardo: 7 gr por 100 gr de fibra
  • Sulfato de cobre: Verdea el color: 7 gr por 100 gr de fibra.

Nota: Podemos añadir los aditivos al tinte base, sin haberlo usado todavía, para conseguir un color virado desde el principio.


Nota de la fuente:
Información elaborada con la ayuda de apuntes y conocimientos de la profesora Francesca Piñol Torrent (Escola Massana).